En 1973 intentaron negarle la escolarización por su discapacidad. Hoy, Almudena es ejemplo de fuerza, alegría y vida plena. Mientras algunas familias ocultaban la discapacidad, la suya la celebró siempre… y eso lo cambió todo.
Almu hizo de Daimiel su hogar y del mundo su escenario. Le apasiona el teatro, la música, los viajes, el ocio y la cultura. Es pura energía: va a clases de pintura, disfruta de la danza inclusiva y ha creado una segunda familia en la Residencia Vicente Aranda.
Un pequeño terremoto que demuestra que cuando hay apoyo, inclusión y oportunidades… la vida florece.
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