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HABLEMOS DE IGUALDAD DE GÉNERO Y DISCAPACIDAD

Publicado por Claudia Corella el

La igualdad entre hombres y mujeres es esencial y un Derecho Humano fundamental que debemos respetar en todos los ámbitos de la vida, pero la realidad sigue siendo muy diferente, las mujeres y las niñas con discapacidad siguen encontrando obstáculos en sus vidas y sufren una doble discriminación: por ser mujeres y por tener discapacidad.


 

Hablemos de igualdad de género y discapacidad

Hay que tener en cuenta la variable social, es decir, los prejuicios sociales sobre lo que implica tener una discapacidad, las posibilidades de participación e inclusión en la sociedad de las personas que la padecen o las funciones tradicionalmente asignadas a ciertos colectivos o unidades sociales, como la familia. Por eso, es importante la perspectiva de género. Así se consigue que las mujeres con discapacidad vivan de forma independiente y participen plenamente en todos los aspectos de la vida en igualdad de condiciones con las demás.

 

Desde la perspectiva tradicional familiar podemos darnos cuenta de que se perpetúa la infantilización del colectivo convirtiendo a las personas con discapacidad en eternas y eternos niños, algo que debemos cambiar visibilizando y apoyando las diferentes realidades de personas con discapacidad que han formado una familia o que consideran hacerlo.

 

A veces son los mismos familiares los que consideran que sus hijas o allegadas son débiles y vulnerables ante la sociedad, por lo que las sobreprotegen y limitan sus actividades. Por ello, es de vital importancia que la familia y las personas más cercanas luchen y promuevan especialmente en las mujeres con discapacidad que ejerzan su propia vida y tomen total partido en todas sus decisiones.

 

Este fenómeno de desigualdad se agrava aún más en el ámbito rural, ya que la mujer con discapacidad se queda estancada en los roles típicos femeninos y se observa un fenómeno más agudo de sobreprotección por parte de la familia.

 

Las mujeres y niñas con discapacidad tienen mayor riesgo de sufrir violencia, explotación y abuso, en comparación con otras mujeres. Por eso, es muy importante que sean accesibles para mujeres con discapacidad los servicios y los centros para atender a las mujeres víctimas de violencias.

 

Es importante que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y sus derechos sexuales y reproductivos. También tienen derecho a formar familias y se las debe apoyar en la crianza y protegerlas cuando haya separaciones o divorcios para que puedan seguir acompañando y educando a sus hijas e hijos.

 

El número de mujeres con discapacidad que desean ser madres y criar a sus hijos, aumenta cada año. Cabe destacar que se encuentran en una situación de especial desigualdad ante los servicios sanitarios por dificultades de accesibilidad, falta de información y las necesidades específicas que se derivan de su particular situación.

 

Aun así, poco a poco se van introduciendo mejoras en atención sanitaria y protocolos, por lo que se han creado unidades especializadas en atención a mujeres con discapacidad que desean ser madres. Un ejemplo es el Hospital de la Paz de Madrid.

 

En educación es donde encontramos grandes diferencias entre hombres y mujeres con discapacidad. De las 2.300.200 mujeres que tienen discapacidad en España, un 13,06% no sabe ni leer ni escribir, mientras que un 7,25% del 1.500.000 de hombres está en esta situación.

 

En todos los niveles de estudios hay mayor porcentaje de hombres que de mujeres, con especial incidencia en el caso de los estudios de bachillerato (7,49% de hombres frente a 4,48% de mujeres) y de los títulos universitarios o equivalentes (6,42% de hombres y 4,48%, de mujeres), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

En cuanto al tema laboral, las mujeres con discapacidad tienen más paro. Por eso se deben hacer programas que les ayuden a tener más formación y más oportunidades de encontrar trabajo. También hay que desarrollar programas y servicios de empleo que tengan en cuenta a las mujeres con discapacidad.

 

Además, se enfrentan con mayores obstáculos para acceder a la justicia: muchas veces no se les cree por tener discapacidad. Además, la falta de accesibilidad en la justicia o en la policía hace más difícil que denuncien.

 

Las mujeres con discapacidad intelectual, del desarrollo o psicosocial sufren mucho más la privación de su libertad. Muchas veces son internadas en centros o instituciones cerradas donde están separadas de las demás personas y pueden tener un mayor riesgo de violencia.

 

Debemos asegurar sus derechos humanos y las libertades fundamentales con diferentes tipos de medidas: legislativas, educativas, administrativas, culturales, políticas y lingüísticas.

 

Si te encuentras en esta situación o conoces a alguien que pueda estarlo, desde Clm Activa informamos y asesoramos sobre las diferentes opciones existentes para revertir esta situación. Puedes ponerte en contacto escribiendo a: clmactivadinamizacion@gmail.com o en el teléfono: 621 05 95 93.


 

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