La calima, que ha dejado los cielos y los edificios anaranjados, ha elevado a la categoría de “extremadamente desfavorable” la situación en amplias zonas del país
La llegada de una lengua de polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, impulsada por los vientos de la borrasca Celia, ha dejado imágenes de cielos naranjas y de coches en las calles y mobiliario urbano llenos de polvo. La calima elevado a la categoría de “extremadamente desfavorable” la calidad del aire en amplias zonas del país, por los altos niveles de concentración de partículas PM10, afectando seriamente a la salud.
En el caso de Castilla-La Mancha, y según el Índice Nacional de Calidad del Aire, la situación es “extremadamente desfavorable” en las ciudades de Albacete, Cuenca, Guadalajara y Ciudad Real y “desfavorable” en el caso de Toledo.
Y es que este martes varias ciudades españolas han amanecido también con cielos rojizos, como ocurrió ya este el lunes en la costa mediterránea. Ha llegado a la Península y Baleares aire africano con polvo en suspensión que da lugar al fenómeno atmosférico conocido como calima. Según ha explicado la AEMET, se trata de aire cálido y esta madrugada se han superado los 20ºC en el sureste peninsular y los 18ºC en puntos del Cantábrico oriental. A Canarias, en cambio, llegan vientos fríos del norte.
El polvo del Sáhara comenzó a penetrar el lunes. Al extenderse reduce la visibilidad y en las zonas donde se produzcan precipitaciones acompañará esas lluvias de barro. En concreto, la borrasca Celia —que entró el domingo por el suroeste— dejará este martes viento fuerte o con intervalos de fuerte en Canarias, Baleares, fachada oriental peninsular, este de la meseta sur, litoral gallego, Pirineos y Cantábrica oriental, así como precipitaciones intensas en Andalucía.